Cabe decir que estas especificaciones no son completas, sino solo al 90 por ciento, pero permitirán al resto de fabricantes empezar a desarrollar chipsets y diseñar accesorios que utilicen USB 3.0. Pero vamos a ver cuales son las novedades más importantes en USB 3.0.
Esta especificación pretende solucionar las limitaciones con las que se encuentra actualmente la 2.0, de forma que se ha aumentado la velocidad de transferencia y la cantidad de energía que puede trasmitir.
Si en USB 2.0 el cable dispone de cuatro lineas, un par para datos, una de corriente y una de toma de tierra, en USB 3.0 se añade cinco líneas. Dos de ellas se usarán para el envío de información y otras dos para la recepción, de forma que se permite el tráfico bidireccional, en ambos sentidos al mismo tiempo.
El aumento del número de líneas permite incrementar la velocidad de transmisión desde los 480 megabits por segundo hasta los 4.8 gigabits por segundo o, aproximadamente, 600 megabytes por segundo. Por cierto, de ahí el nombre que también recibe esta especificación: USB Superspeed.
La cantidad de energía que transporta un cable USB resulta insuficiente en muchas ocasiones para recargar algunos dispositivos, especialmente si utilizamos hubs donde tenemos conectados varios de ellos. En USB 3.0, se aumenta la intensidad de la corriente de 100 miliamperios a 900 miliamperios, con lo que podremos cargar más dispositivos o hacerlo más rápido.
Igual que pasa entre USB 2.0 y USB 1.1 la compatibilidad está garantizada entre USB 3.0 y USB 2.0, gracias al uso de conectores similares, cuyos contactos adicionales se sitúan en pararlelo, de forma que no afectan en caso de usar algún puerto que no sea del mismo tipo.